Cuantas veces oímos y decimos que no tengo tiempo para hacer esta o aquella cosa… y todos sabemos que tiempo siempre hay para todo, solo falta la voluntad y la decisión de en qué decidimos emplearlo.
Con nuestra propia salud y nuestro descanso mental y emocional pasa lo mismo. Nunca parece que vamos a encontrar el momento adecuado para cuidarnos o dedicarnos ese espacio o esa práctica que sabemos que necesitamos como el comer.
Entonces, ¿quién nos lo impide? … Sorpresa!! Tú mismo! Es más fácil responsabilizar a lo externo de todo lo que nos pasa que aceptar que no hemos tenido el coraje de asumir nuestra propia responsabilidad. Cuando te das cuenta de esto, cuando aceptas que solo tú eres responsable de ello, surgen dos emociones contrarias. La primera es: -¡Vaya, no le puedo echar la culpa a nadie!! La segunda es: -Si soy responsable de esto, entonces está en mi mano cambiarlo. Solo hay que ponerse.
No es la primera vez que teniendo la agenda tan apretada, venimos a quitar justo lo único que hacíamos por compensar tanto estrés y saturación. ¡Vaya! hemos vuelto a caer en la trampa del inconsciente, que nos prefiere agobiados y sometidos, ciegos a los trapicheos de las mochilas emocionales y el famoso cuerpo-dolor, antes que despiertos y lúcidos para poner los focos bien potentes antes esa sombra que prefiere seguir oculta para hacer de las suyas a sus anchas.
¿Quieres crecer? ¿Quieres conocerte mejor y buscar la paz interior? Pues ponte en camino. El tiempo para ti nadie te lo va a dar, ¡cógelo tú!