El Fuego es el más Yang, el más enérgico de los cinco elementos de la Medicina Tradicional China. Al leer esto nos podemos hacer una idea más clara del significado de Yang como una expresión de un concepto enérgico como sería el sol y su calor, por el contrario o en contraposición estaría el frío y la humedad Yin del Invierno completando así el binomio Yin/ Yang tan conocido para la mayoría aunque no tan entendido realmente, esto sería solo una pincelada del concepto Yin/Yang que podría dar para mucho y no «toca» en esta publicación.
Es fácil relacionar, en este caso, Fuego y Verano, quizá no lo será tanto cuando hablemos de otros elementos como p. ej el Elemento Metal relacionado con la energía del otoño, aunque la M.T.C no da puntada sin hilo y si lo relaciona es porque energéticamente tienen similitudes.
Todo en la tierra tiene un comienzo, un crecimiento, una maduración y un fruto o semilla que potencialmente puede generar un nuevo comienzo, una nueva vida.
El Elemento Fuego, hace referencia a la etapa de maduración. En la naturaleza podemos observar que muchas frutas y hortalizas consiguen llegar a madurar, gracias al potente sol que las mueve. El sol se encuentra en su máximo Yang, su máximo potencial energético, esto mueve y hace madurar todo lo que nutre la tierra.
Este tipo de energía, no solo consigue o representa la maduración en el aspecto físico o material. También refleja la maduración personal, profesional o espiritual.
Todo proyecto tiene una gestación, crecimiento y maduración.
La fase de gestación de la idea corresponde a la Fase Agua. El inicio, el llevar a cabo esa idea, junto a su crecimiento, corresponde a la Fase Madera, la culminación del objetivo, la obtención del fruto o beneficio corresponde a la Fase Fuego en un aspecto más material. Si lo relacionamos al crecimiento espiritual, esta fase hace referencia a los pequeños logros que nos hacen estar más felices y en paz con nosotros mismos, hasta alcanzar la maduración completa llamada por muchos como iluminación o paz interior.
Todo en la naturaleza tiene su proceso, es importante entender esto que puede parecer obvio, pero en muchas ocasiones queremos que las cosas vayan mas rápidas o mas lentas pero en realidad lo único que esta en nuestra mano es permanecer lo suficientemente presente o conscientes para permitir que sea lo que tiene que ser.
Con esto quiero decir que de algún modo todo está configurado o programado.
Un árbol solo podrá generar la flor y dar su fruto cuando su desarrollo esté lo suficientemente maduro para que pueda darlo. Por supuesto, las condiciones externas deben ser propicias, pero solo si el árbol está en ese «momento» podrá suceder lo que tenía que suceder por naturaleza. Si hablamos de un peral solo podrá dar peras si, y solo si está en ese «momento» y nada puede hacer para adelantar o retrasar el proceso, ni lo pretende, solo hará lo que le corresponde hacer un momento tras otro porque así le viene determinado internamente.
A nosotros nos pasa lo mismo, aunque nuestra capacidad mental nos de la sensación de poder «controlar» los procesos, nuestro crecimiento, nuestra maduración, todo llegará cuando tenga que llegar y lo único que podemos hacer es estar lo suficientemente presentes como para permitirlo. Nuestra tarea va más encaminada en dejar que pase lo que de algún modo ya nos viene dado de manera interna al igual que al peral, al igual que a cada ser en la tierra.
El peral no tiene nuestras capacidades mentales, no puede proyectar en el futuro, no puede condicionarse con experiencias pasadas y es por eso que lo tiene mucho mas fácil que nosotros, pues solo es, sin más.
Esa es nuestra tarea, solo ser sin más. Nos empeñamos en que las cosas sean de una determinada forma, cuando en realidad las cosas ya están predeterminadas para que sucedan cuando corresponde, está en nuestra genética, en nuestro subconsciente y si no sucede es porque nos empeñamos en no permitirlo. Precisamente intentando que sea de otra forma; antes, después, en otro «momento».
Seamos simplemente. Permitamos, aceptemos nuestros estados y experiencias para que podamos «ser» y dar lo mejor de nosotros.
Practiquemos el Wu Wei de la filosofía taoísta. Es conocido como el «no hacer para dejar hacer» . A veces malinterpretado como el no hacer nada. Es más bien, como hemos dicho hasta ahora, el permitir, el dejar que sea lo que nos nace de manera natural. «No hacer para que pueda ser». Y todo ello, sin caer en el no hacer nada, o en el hacer sin respetar.
Permitir desde el respeto y el compromiso con uno mismo, hacia el otro y hacia el lugar que habitas y compartes.
Hay muchas técnicas que pueden ayudarte a ello: meditación , Taichi, Yoga, mindfulness…
¡ Buena Práctica!
En referencia a lo dicho os dejo dos enlaces con fragmentos de las películas de animación de kung fu Panda que comentan lo dicho de manera muy graciosa. Muy recomendada para niños y mayores. ¡Que los disfrutéis!
Dicho esto, es fácil deducir que la personas «Tipo fuego» son personas muy enérgicas, con cierta madurez y crecimiento personal o al menos se preocupan más por su crecimiento tanto a nivel personal como espiritual, ambiental etc. Suelen ser mas empáticos hacia los demás seres. Intentan que sus decisiones no perjudiquen a otros, más bien, todo lo contrario.
Hablaremos de forma más extensa en breve sobre la personalidad «Tipo Fuego».
¡Hasta Pronto!