Los grandes magos de la historia, reales o ficticios siempre se han caracterizado por llevar un emblemático bastón o báculo. Simboliza el poder, es el eje de su magia y habitualmente también les sirve de apoyo dado que la mayoría son sabios pero… ancianos, hasta el pequeño Yoda tiene uno.
Y todo esto tiene que ver con nuestra práctica también en las técnicas de palo corto, que se llama así porque hay otro más largo, pero suele medir alrededor de metro y medio.
Es el arma relacionada con la energía de la Madera de la MTC, la que refuerza nuestras acciones y activa los tendones y nos invita a la acción.
Pero el vínculo que tiene con el báculo de los magos viene cuando lo apoyamos en la Tierra manteniéndonos en posición de Flotación. Ese momento donde el refuerzo de apoyo y equilibrio se hace patente. Te empodera a la vez que te eleva a nivel espiritual. No hay que olvidar que si un extremo está bien enraizado en la Tierra, el otro apunta al cielo.
No solo refuerza el eje vertical Cielo-Tierra y el Triple Calentador (San Jiao) sino que encierra un símbolo más arquetípico: Representa a todas las herramientas y recursos que en las diferentes situaciones de la vida vamos a necesitar como soporte o auxilio, y que son totalmente legítimas para “hacer el camino”.
Con el Palo puedes alcanzar objetivos más lejanos, soportar envites más duros y evitar las caídas en terrenos resbaladizos. Tiene Taos propios pero se adapta perfectamente a otras secuencias ya conocidas.
Como veis, lo más fascinante de las artes marciales es la poesía que encierra y las metáforas que, si las interpretas con mirada abierta, encierran enseñanzas que a cada uno le resuenan en función de lo que tenga que aprender en este momento. Lo que es arriba es abajo. Lo que es dentro es fuera… y lo que parece que estás haciendo externamente, tiene un efecto mágico en el interior. Alquimia pura.
Buena práctica.