La única contraindicación que reporta la práctica del Taichi como Arte Marcial, como filosofía y nuevos hábitos, como camino de Vida, es que al tomar conciencia de nuestros propios actos y limitaciones, al sentir las carencias que intentamos tapar con nuestras máscaras, adicciones y actitudes incoherentes, al apreciar esa esencia que somos, nos quedamos desnudos frente a nuestra propia soledad.
Somos lo que somos, no lo que queremos ser. Y en ese autoengaño nos rodeamos de armaduras, de trincheras, burladeros y capotes con tal de no ver ni enfrentar al toro por los cuernos.
Cuando a través de la práctica vamos desmontando nuestras falsedades, sólo nos queda afrontar con dignidad y autenticidad una sola y gran verdad: Somos únicos, amorosos y perfectos.
Y para llegar a eso hay un solo camino. El camino de la práctica, la observación del observador, la esencia de nuestro ser Único unido a todos los demás.
Si estas en el camino… estás jodido. No hay vuelta atrás. Lamentablemente, sólo puedes ser tú mismo.
Ahora tú decides, ¿vas a seguir mirando a otro lado?